Vale, decidido. Queremos ampliar nuestra familia con un diminuto y bigotudo miembro.

Muy bien y ahora, ¿qué hacemos exactamente?, ¿estaremos eligiendo bien?, ¿tenemos todo lo necesario para cuidar de ese pequeño?

Bueno, no desesperemos. En general, antes de traer un animal a casa, ha tenido que haber un proceso de reflexión muy delicada. Es importante saber que cuando se adquiere un animal sea cual sea, requiere un compromiso de atención y cura, y hemos de ser conscientes que enferman. Igualmente, mentalizarse que al haber niños la mascota no es un juguete, necesitan sus horas de descanso, espacio y educación.

Algunas cosas que podrían sernos de utilidad a la hora de escoger nuestra pequeña mascota serían, por ejemplo; informarnos acerca de la raza que se escoge. Saber que el gatito en este caso, se adaptará  bien a su nuevo tipo de vida. Debemos preguntarnos, por ejemplo cuál es el espacio disponible para el animal. Esto le puede ayudar a tomar ciertas decisiones, establecer criterios o descartar otros. Por ejemplo que el gatito pueda tener ciertas características: ser más activos (que necesitan de muchas horas de actividad y espacio donde distraerse), del tipo de pelo (requerimiento de control e higiene)…

Todos los miembros de la familia han de ser conscientes de las obligaciones y condiciones que comporta el cuidado de una mascota; aun así, serán ampliamente compensados con satisfacción, alegría y felicidad por parte del animal.
En términos de cuidado, es importante tener claro el espacio donde dormirá (con una cama lejos de corrientes de aire y de lugares húmedos), adaptarle el lugar, colocarle comida y agua fresca, planificar que pasará durante las vacaciones.

Es habitual que los primeros días cuando un cachorro o gatito llegue a casa esté un poco estresado, asustado y extraño, por lo que no nos alarmemos. Tiene que inspeccionar, adaptarse al lugar y a nosotros, es mejor no atosigarlo ni perseguirlo; el consejo es dejar que venga hacia nosotros cuando esté más calmado y se sienta más seguro.
A los tres días de tenerlo deberíamos llevarlo al veterinario, no inmediatamente, a no ser que se observe algún problema de salud. Comentamos tres días porque es un margen de tiempo razonable en el que el cachorro se ha familiarizado con el lugar, y los dueños han observado el carácter y el estado del pequeño y han podido surgir algunas dudas.

En cachorros y gatitos los riesgos de contagio de enfermedades son más grandes, por lo que recomendamos que las primeras semanas, o hasta que el veterinario no nos lo autorice, no sacarlo a pasear fuera de casa, hasta que no tenga todas las vacunas que lo protegerán. Se ha de tener en cuenta que la mejor manera de prevenir enfermedades y que nuestro cachorro o gatito tenga una salud formidable en edad adulta, es proporcionar una atención médica completa durante el primer año de vida de la mascota. Así garantizamos un buen tratamiento antiparasitario (interno y externo) y alimentarlo con un alimento muy completo o de gama alta, que asegure un fantástico crecimiento.

Han de tener sus propios juguetes, que les ayuden a desarrollar adecuadamente los dientes y otras capacidades, e ir con cuidado de que no tengan al alcance objetos y cosas que puedan ser perjudiciales para su salud, o que no puedan dañar o estropear.

Al recibir un cachorro o gatito de una tienda, criadero o centro de adopción, deberían facilitarnos ciertos documentos: los de compra y el libro de salud (donde figura el historial de vacunas). A partir de este momento, como propietarios tenemos el deber de identificarlo con microchip. Es recomendable que nos informemos, si  en nuestra población es obligado que le dé de alta en el censo municipal.

Si tenemos presente todo ello, solo nos queda abrirle las puertas a ese pequeño animal que solo espera de nosotros cuidado, cariño y protección, que nos él devolverá de forma incondicional.